En la habitación del hotel Gansevoort (Miami Beach), sobre la avenida Collins, llaman la atención dos cuestiones: la espectacular vista a la playa blanca y el mítico cartel que se cuelga en la puerta de “Do Not Disturb”, aquí transmutado a un directo “Get Out!” como forma pseudo cool de avisar que no se puede entrar.
Estamos donde se hospeda la estrella en ascenso Bruno Mars, el hawiano de 25 años que viene rankeando y pegando hits en radios mundiales con apenas un disco de estudio, Doo-Wops & Hooligans . ¿Estamos en presencia del futuro Michael Jackson, de actitud y, sobre todo, voz similar? ¿O se trata de un Sean Kingston de one-hit (álbum) wonder? Por ahora, su propuesta de pop con R&B y dosis de hip hop funciona. Y los números son su aval: el debut lleva vendidos 2.700.000 en todo el mundo y el primer single Just The Way You Are, 14.500.000.
Es el día siguiente a su show en el teatro Fillmore y el caballero de sombreros eternos y sonrisota cien por ciento, cumple con la formalidad: “¿Te molesta si fumo?”. Estamos en el balcón, casi al resguardo del calor. Mucho calor.
–¿Cuál es tu relación con el doo wop? Tu papá tenía muchos discos de este estilo… –Me parece simplemente una música agradable de escuchar. La mayoría son canciones de amor, simples y al grano. Yo no soy el tipo más poético del mundo, entonces, si escribo para mi chica, lo hago como si estuviera hablando. Y, sí, mi papá tenía toneladas, miles y miles de álbumes.
–¿Te acuerdas de alguno? –Uy, sí. Una de mis canciones favoritas es I Only Have Eyes for You , de The Flamingos. Eso es lo que yo traté de recrear con Nothin’on You (single debut del rapero B.o.B., donde canta Bruno). Un tema que dice: “Sólo tengo ojos para ti”. ¿Qué chica no querría oír eso? –¿Te sentiste como en “Grenade”? “Me dispararía directo al cerebro... moriría por ti.” –Sí. Fue lo que más me costó escribir. No creo que a ningún hombre le guste hablar públicamente de una mujer que no lo quiere. Uso la canción como terapia.
–¿Eres siempre autobiográfico? –Soy completamente sincero. Cualquiera que estuviera enamorado diría que moriría por esa persona. Si las cosas se ponen difíciles, tienes que atrapar una granada por la mujer que amas...
–¿Te casarías en Las Vegas como cuentas en “Marry You”? –Ja, ja. Quién sabe: quizás sí, quizás no. Depende de qué haya estado tomando.
¡Mars ataca! El señorito Bruno es pícaro al habla, y muy teatral. Siempre remata con un chiste. Está cómodo con la situación de popularidad. Aunque acaba de tener un incidente por posesión de drogas y, en algunos medios, lo empezaron a incluir en el listado (¿negro?) de figuras con el sí fácil para las adicciones.
–Tuviste que hacer trabajo comunitario...
–Sí.
–¿En qué consistió? –Es cosa mía. (Se ríe) –¿Pero ya lo terminaste? –Sí.
–¿Alguna vez imaginaste tantas chicas gritando por ti? –¡Absolutamente! Próxima pregunta. (Se pone de perfil y se congela como para una foto. Se vuelve a reír antes de seguir). Tengo éxito gracias a las canciones de amor, así que sería raro que vinieran a verme grupos de motoqueros. ¿Viste el show ayer? –Sí, es más up-beat de lo que uno supone, más arriba...
-Claro, pero vienes al show y es más alegre. Bromeamos y nos divertimos.
–Siempre nombras a Elvis como tu mayor influencia. ¿Qué otros músicos te marcaron? –James Brown, Little Richard, Beach Boys, Stevie Wonder, Led Zeppelin, Beatles y The Police. Sigo tratando de conocer más y más. Hay grandeza en todos los estilos.
–¿De los más recientes, cuáles recomiendas? –La gente debería escuchar a Kanye West y ver cómo fue evolucionando. Es un letrista genial. También The Black Keys, su producción es excelente. Adele es increíble. Y Janelle Monáe: sabe quién es y lo que quiere.
–En una reseña de tu disco, te llamaron “androide” y “Terminator”...
–¡Suena como si lo hubieran escrito para Janelle! ¿Si soy un androide y un Terminator? ¡Es que estoy terminando con la música! –¿Te ubicarías dentro de tendencias recientes como la hip- hopización del pop? –No sé si quiero saber dónde me ubico. Sé que me gusta el hip hop y lo quiero producir. Y me gustan las baladas. Pero tengo claro que no quiero reglas en mi carrera.
–Te definiste como un tipo normal. ¿Qué cambió con la fama? –Ahora soy un tipo normal ..¡pero con plata!.
–¿Vas a ir a la Argentina? –Me encantaría. ¿Hay playas? ¿Hay tragos? ¿Hay bikinis? ¿Me llevas a conocer? Igual quiero aclarar una cosa, era un chiste: no tengo tanta plata. ¿O sí?